DESDE ARGENTINA GLORIA Y HONOR AL LIBERTADOR DON JOSÉ DE SAN MARTÍN EN
CONMEMORACIÓN AL BICENTENARIO DEL PERÚ 200
AÑOS DE LA PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA Y AL COMBATE DE PALPA 7 DE OCTUBRE DE 1820 PRIMER HECHO DE ARMAS EN LA CAMPAÑA DE LA
EXPEDICIÓN LIBERTADORA EN EL PERÚ Y QUÉ
EN LA VISIÓN HISTÓRICA SUDAMERICANA ADQUIRIÓ UNA GRAN TRASCENDENCIA.
DESDE BUENOS AIRES COMO DELEGADO DEL INSTITUTO SANMARTINIANO DEL
PERÚ EN LA REPÚBLICA ARGENTINA EXPRESO MI SOLIDARIDAD CON MI NOBLE PUEBLO PERUANO Y
MI ADHESIÓN A LOS HOMENAJES QUE SE TRIBUTEN POR LA CONMEMORACIÓN DE LOS 200
AÑOS DE LA DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ.
SAN MARTÍN EN LA MAÑANA
DE ESE MEMORABLE DÍA REUNIÓ EN EL PALACIO DE LOS VIRREYES A LOS JEFES DE SU E.M.
Y DESDE ALLÍ SE DIRIGIÓ A LA PLAZA PRINCIPAL DE LIMA, ACOMPAÑADO DEL MARQUÉS DE MONTEMIRA, DE SU E.M. Y DE
TODOS LOS JEFES Y OFICIALES DEL EJÉRCITO LIBERTADOR. PRECEDÍA A ESTE SÉQUITO
UNA LUJOSA Y NUMEROSA COMITIVA, EN MEDIO DE LA PLAZA SE HABÍA CONSTRUIDO UN
GRAN TABLADO AL QUE SE DIRIGIÓ SAN MARTÍN Y UNA VEZ EN ALTO EL MARQUÉS DE
MONTEMIRA PUSO EN MANO LA BANDERA PERUANA QUE EL GENERALÍSIMO CREARA EN PISCO Y
RECIBIÉNDOLA SAN MARTÍN EN MEDIO DE UN ALBOROZO DELIRANTE, LA TREMOLÓ Y PRONUNCIÓ
ESTAS PALABRAS QUE AL DECIR DE UN
CRONISTA PERMANECERÁN ESCULPIDAS EN EL CORAZÓN DE TODO PERUANO ETERNAMENTE: “EL
PERÚ ES DESDE ESTE MOMENTO LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS
PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE”. BATIÓ LUEGO POR
REPETIDAS VECES LA BANDERA Y MIENTRAS EL SÍMBOLO DE LA NUEVA NACIONALIDAD ERA
SOSTENIDO POR SU FUNDADOR, EL PUEBLO REPETÍA, VIVA LA PATRIA, VIVA LIBERTAD, VIVA LA INDEPENDENCIA.
San Martín Proclama la Independencia del Perú. Crédito - imagen. Juan Lepian.
BICENTENARIO DEL PERÚ 200 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA 1821 – 28 – 2021
Por Miguel
Ángel Bayona Elías.
Era un
miércoles del 19 de julio de 1821 cuando el director O’Higgins dirige un oficio
que también llevaba la firma de su ministro Zenteno, dirigido al almirante
Cochrane, en el que se le informa que el general San Martín es el comandante en
jefe de la expedición lista para marchar a Perú, y se precisan en el documento
con toda claridad cuál es la sujeción del Almirante a la autoridad de San
Martín, y la línea de conducta que deberá observar referente a las operaciones
de la escuadra según lo creyese conveniente el Comandante en Jefe de la fuerza
expedicionaria.
El mismo
día se daba a conocer a Cochrane esta resolución, se le pasaba a San
Martín un oficio y en forma reservada se le daban a conocer las últimas
decisiones del gobierno de Chile para el caso en que el
almirante Cochrane por actos arbitrarios u otro, no mantuviese dentro
de su órbita. En el caso que el Almirante no cumpliese las órdenes o
instrucciones de su Generalísimo, éste debía exonerarlo del mando y subrogarlo
por el capitán de navío don Martín Jorge Guise, invistiéndolo con el comando en
jefe.
Desde
Lima, San Martín le escribe a O’Higgins lo siguiente: Al fin, con paciencia y
movimientos hemos reducido a los enemigos a que abandonen la capital de
los Pizarro. No puede usted calcular el grado de entusiasmo de estas
gentes. Él es en proporción de la horrible tiranía que han ejercitado los
españoles.
El día
20. Arenales, recibió en la noche del 19, comunicaciones de San
Martín, con noticias claras sobre la Serna, el que había salido de Lima con
cerca de 4,000 hombres, marchando por la costa
del Sud hasta Bujama, había convergido hacia la Cordillera por
la misma quebrada y atravesando el partido de Yauyos se dirigía hacia
Jauja (estos detalles se los transmitían a Arenales espías y prácticos de
confianza), ante estas noticias, el General de la Sierra, resolvió en la
madrugada del 20 ponerse en marcha inmediatamente, para dirigirse al
puente de la Oroya, pasarlo y buscar la quebrada de Yáuli, para dar con el
Virrey. Calculaba Arenales que éste debía hallarse a la sazón en la cima de los
Andes. Puesto en marcha por los altos del Oeste de Jauja, a media tarde
acampaba en la hacienda de Cachicachi, a donde acababa de llegar el
Batallón Nº 2 de Chile, que4 por orden de San Martín venía del otro lado a
reunirse a la División de la Sierra.
El día
21. Prosigue la división de Arenales, sufriendo bastante por la nieve que
felizmente se disipó a media mañana: al caer la tarde llega al pueblo de la
Oroya, donde se encontraba el puente colgante (sobre cables) del mismo nombre
sobre el Río Grande. La operación de cruzar el río duró más de 24 horas: la
caballería en la tarde del 21; la artillería, infantería y parte el día 22,
estando a media tarde de este día acampada toda la división en la margen
derecha del río.
El día
23. La división de la Sierra marcha toda la jornada, en repecho y por fondo de
la quebrada de Yauli, alojándose en el pueblo de este nombre,
distante 10 leguas de la Oroya y 26 de Jauja.
El día
24. San Martín expide un bando declarando que el estado de guerra en que se
halla Perú con la Metrópoli, no es conciliable con la circunstancia de que
se presenten en las calles públicas oficiales del ejército real con las
escarapelas e insignias españolas, por lo que prohíbe el uso de tales
distintos.
En la
noche del 23, Arenales había recibido noticias de Lima, anunciándole que el
Virrey había contramarchado, dejando a Yauyos para buscar el paso
de Turpo y Totay, sobre Huancavélica: La causa era que los
habitantes de Yauyos, muy patriotas y belicosos, habían opuesto una
obstinada resistencia a la marcha de, de la Serna, causándole gran pérdida, y
obligándole a abandonar el paso que buscaba.
Arenales
había hecho saber a los habitantes de los Yauyos la próxima salida de
los realistas de Lima, incitándolos a la resistencia, y
aquéllos respondieron ampliamente a este llamado: las familias con
sus ganados habían emigrado y retirado los víveres y forrajes, las casas
abandonadas, los caminos cortados en los puntos estrechos e indispensables;
toda la gente de pelea, hasta los muchachos, dividida en trozos, ocuparon los
lugares culminantes en los desfiladeros, convirtiéndolos en expugnables
castillos: los que poseían armas de chispa y blancas formaban las guerrillas en
los bajos, sosteniendo continuamente tiroteos con los enemigos
y refugiándose en los boquetes laterales, según las circunstancias.
En el
día miércoles 25 la División de la Sierra llega al pueblo de Matucana,
distante 19 leguas de Lima; lugar donde se acantonó para descansar después de
16 días de penosas e ininterrumpidas marchas. Arenales despachó desde
Casa-Palca, primera población de la quebrada de San Mateo, al coronel Francisco
de Paula Otero, que como otros, marchaba como emigrado, para que se
adelantara a Lima a informar verbalmente a San Martín circunstancialmente de
todas las novedades y estado de la División. El infatigable Otero llegó a Lima
el mismo día, a fin de llenar su cometido.
En ese
mismo día del 25 de julio. San Martín expide un bando, anunciando a los
peruanos de que el próximo sábado 28 se proclamará solemnemente la
Independencia del país, y para
que tal acto revista la importancia que corresponde, invita al vecindario a que
adorne e ilumine sus casas en las noches del viernes, sábado y domingo, para
que con las demostraciones de júbilo, se den al mundo los más fuertes
testimonios del interés con que la ilustre capital de Perú celebrará el
día primero de su independencia, y el de su incorporación a la gran familia
americana.
Mientras
tanto el día 26 los sitiados del Callao emprenden una formal salida que fue
rechazada por los sitiadores, acción en la que
se distinguieron especialmente el sargento mayor
Eugenio Necochea y el capitán Pedro Raulet, que fue herido
levemente.
Finalmente
el día sábado 28 de julio del año 1821 en la plaza principal de Lima se jura
solemnemente la Independencia:
En la
mañana de tan memorable día, San Martín reunió en el palacio de los
Virreyes a los jefes de su E.M. y desde allí se dirigió a la plaza principal,
acompañado del marqués de Montemira, de su E.M. y de todos los jefes y
oficiales del Ejército Libertador.
Precedía
a este séquito una lujosa y numerosa comitiva: En medio de la plaza se había
construido un gran tablado, al que se dirigió San Martín y una vez en alto el
marqués de Montemira puso en su mano la bandera peruana que el Generalísimo
creara en Pisco y recibiéndosela San Martín en medio de un alborozo delirante,
la tremoló y pronunció estas palabras que al decir de un cronista permanecerán
esculpidas en el corazón de todo peruano eternamente:
“El Perú
es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los
pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende”. Batió luego por
repetidas veces la bandera y mientras el símbolo de la
nueva nacionalidad era sostenido por su fundador, el pueblo repetía
¡Viva la patria, viva la libertad, viva la independencia!.
Por la
noche se celebró tan magno acontecimiento con una
recepción solemnísima en las salas capitulares del ayuntamiento,
a la que asistió lo más calificado de Lima.
Bailóse
hasta altas horas de la noche, y por todas partes se dejaba ver San Martín
afable y cautivante. Todo cooperaba – se dice en un documento – a hacer
resaltar más y más el esplendor de una solemnidad tan gloriosa.
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- Por. Miguel Ángel Bayona
Elías, delegado Filial Palpa Instituto Sanmartiniano del Perú en Argentina
- Fuente: del libro donado a la Provincia de Palpa a la “Casa Museo Libertador San Martín Combate de Palpa 7 de octubre de 1820”: Efemérides Sanmartinianas, Jacinto R. Yaben, Segunda Edición, Buenos Aires 1968. Comisión Nacional de Homenaje al Bicentenario del Nacimiento del General D. José de San Martín, Instituto nacional Sanmartiniano, Buenos Aires.
- Fuente: https://agrupacionpalpaenargentina.blogspot.com/2017/07/un-28-de-julio-de-1821-se-jura-la.html